Psicoterapia, Puy López Quintana

Quién soy

Estoy convencida de que esta pregunta nos lleva toda la vida poder responderla: ¿quién soy? Yo soy aquello que he decidido ser con lo que el ambiente me ha dado. Todos podemos elegir, unas veces las decisiones están marcadas por lo que la gente busca o quiere de ti, pero eso no eres tú.

   Yo decidí ser profesionalmente enfermera y psicóloga, primero me diplomé en enfermería y cuando terminé tuve la necesidad de seguir indagando mucho más profundamente en el conocimiento del ser humano para así comprender su sufrimiento y su forma de enfrentarse a él. Porque no es suficiente con traer de serie la cualidad humana. Si algo he aprendido después de llevar mas de treinta años en estas dos profesiones, es que nunca sabemos lo suficiente, y que aunque hay ciertos patrones de conducta que nos pueden explicar una parte de ese comportamiento, existen muchas variables que terminan alejándonos de la verdadera respuesta de cada persona, de su propia esencia y su propia individualidad, y que por mucho que intentemos acercarnos al origen y explicación de sus pensamientos y emociones, solo podremos ayudarle en una mínima parte. Sin embargo, esa mínima parte es una parte muy grande y valiosa, y es el acompañamiento incondicional, y desde ahí acompañarle a que descubra su verdad y tome las decisiones para el cambio. Todo esto que parece muy lógico, no lo es tanto si no lo evalúas desde la experiencia.

   Mi primera vertiente terapéutica fue la de la mayoría de los psicólogos que estudiamos en los años noventa, la cognitivo-conductual, que para nosotros es la mas sencilla porque asume que los pensamientos nos llevan a un comportamiento determinado y que si cambiamos esos pensamientos la conducta problema se elimina.  Para eso disponemos de muchos tests que nos dicen lo que le pasa a nuestro paciente según una puntuación determinada. Este modo de conocimiento es adecuado en ciertas ocasiones y no podemos prescindir de él pero incluyéndolo en un todo, en una terapia mas integrativa donde eso sea solo una parte que nos oriente, una terapia que nos vaya llevando a lo que no se piensa porque no se conoce, a lo que no se hace porque está bloqueado, a lo que no se siente porque se ha olvidado. Lo que nos muestra la persona en la consulta, ¿es su verdadero problema?, ¿se siente realmente así?, ¿sabe expresar con palabras lo que le pasa?, ¿el comportamiento que dice tener es realmente una defensa?, ¿por qué está mal con su conducta si sigue a sus pensamientos?… Porque en definitiva, la conducta y el pensamiento que en la actualidad trae el paciente solo es una guía que nos orienta (a veces hasta despista) para descubrir el verdadero origen que desde mi experiencia, en la mayoría de las veces no está en la conciencia inmediata.

   Para poder ayudar desde esta vertiente me formé en Psicoterapia Humanista Integrativa. Y fue desde aquí y desde la propia conciencia de mis pacientes que me mostraban algo más allá de ella, la que me introdujo en el mundo del inconsciente y de la supraconsciencia, dejándome de nuevo las puertas abiertas a otra terapia mucho mas profunda y mucho mas maravillosa y sorprendente: la terapia regresiva.

   En mi trayectoria como psicóloga siempre han sido mis pacientes los que me han ido enseñando que el comportamiento y el conocimiento no se queda en lo que se ve. Y como lo que me muestran mis pacientes es evidencia, no he tenido otro remedio que seguirla y en ello estoy, descubriendo otra forma de ver la vida, otra forma de explicar el sufrimiento y de entenderlo. Voy extendiendo mi horizonte, un horizonte de conocimientos infinitos y mágico que sigo ampliando cada día.

   Toda la formación y titulaciones que he ido adquiriendo han ido dirigidos siempre pensando en la  forma de ayudar desde la parte más humana que me lleva a dedicarme a esta maravillosa profesión nutriéndome y enriqueciendo mi alma con cada una de las personas o familias que ponen su confianza en mi.